Érase una vez una mariposa a la que le encantaba estar apoyada en las flores, pero se hizo amiga de una flor y le dijo:
-¿Me dejas apoyarme?
Y le respondió la flor:
-Sí, por supuesto.
Pero pasó mucho, mucho tiempo y la flor se fue con la mariposa a su casa y se quedó a vivir allí.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario